Las vacaciones son el momento elegido por una gran mayoría para concederse los caprichos de los que no pueden disfrutar el resto del año. Las comilonas en exclusivos clubs a pie de playa son el nuevo lujo favorito en tiempos de pandemia, y precisamente por este motivo este año su demanda ha crecido exponencialmente. Con el permiso de Ibiza, Marbella es el otro destino favorito de los que buscan un entorno repleto de opulencia, y eso se refleja en los costes de los servicios, que parece no agradar a muchos, como al cliente que se quejó de que, tras pagar una cuenta de 4.098 euros en el restaurante, los camareros le exigiesen propina.
Esta historia tuvo lugar a principios de agosto, cuando Enrique Moris, el protagonista de la historia, publicó en su cuenta de Twitter el ticket de la comida en el restaurante Playa Padre junto con el siguiente mensaje: «Un club de Marbella, nos cargan 372€ de servicio, pagamos y nos levantamos, el camarero viene corriendo cabreado preguntando si no íbamos a dejar propina. Marbella el nuevo Ibiza, engañabobos everywhere». La reacción en la red social no tardó en manifestarse y al cabo de unas horas el post ya se había hecho viral, siendo objeto de multitud de críticas que obligaron al mismo Enrique a publicar un video en su cuenta de Instagram aclarando los hechos.
Sin embargo, lejos de terminar, el episodio tiene todavía otro capítulo con un personaje principal diferente, el empresario catalán Raúl Castañeda, quien quiso darle una lección a Moris. El cliente se desplazó recientemente desde Barcelona a Marbella con el único objetivo de asistir a dicho beach club y reservó la misma mesa donde con otros seis comensales. Cuando llegó el momento de pagar la cuenta –que ascendía a 4.081 euros- pidió que se incluyese una propina muy generosa: concretamente de 4.098 euros, la misma cifra de la factura de la polémica con Enrique, de modo que ascendió a un total de 8.179 euros.
Información originalmente publicada en CNN en Español.
